¿DEBEN SUSPENDERSE LAS OLIMPIADAS?

Bueno, aqui planteo la gran pregunta que nos hacemos todos. Quedan mas o menos 90 días para que comiencen los Juegos Olimpicos que se celebran en China y como consecuencia de ello se esta haciendo mas publicidad de la violencia que ejerce el ejercito chino contra los monjes tibetanos que se manifiestan por la independencia del Tibet.

Bien, ¿deberian por ello todos los paises participantes retirarse de los JJ.OO y que los chinos se los comieran solos como protesta o coacción para que China se retire del Tibet?

Me gustaría conocer vuestras opiniones al respecto porque tengo dos posturas encontradas.
Este problema lleva ya mas de cuarenta años y resulta que nos vamos a preocupar ahora por el justamente cuando se van a celebrar los J.J.O.O., ¿casulidad o manipulación mediática? ¿quien es el gran beneficiado de perjudicar la imagen de China en el mundo?.
Estoy a favor de la liberación del Tibet porque soy una defensora del principio de autodeterminación de los pueblos , todo pueblo ha de ser libre para regirse y gobernarse como estimen oportuno , sin violencia y con respeto a los derechos fundamentales., y es un horror ver como el ejército chino masacra a los manifestantes y monjes.
Pero también soy realista y creo que hay manipulación mediática con este tema, sale a la luz porque a alguien le interesa manchar la imagen de China, no se ustedes pero solo hay que darse cuenta de que China esta creciendo peligrosamente en lo económico, se expande en Europa con la creación de múltiples empresas y negocios y se teme que con el afan que tienen y con su visión del trabajo esclavista que ofrecen lleguen a ser potencia mundial ( si no lo ha conseguido ya), no sé pero mas de uno se frota las manos sentado en la Casa Blanca con todo este jaleo y a mi eso me jode.

Las protestas llevan mucho tiempo, y las bestialidades del regimen chino son miticas. Diria que no, por el tema politico. Diria que sí, por el simbolismo de paz que hay en el origen de los juegos olimpicos. Vetarlos me pareceria una buena postura politica, pero muchos atletas se han esforzado para competir y trasladar los juegos ya es imposible.

Interesante y compleja tu cuestion, amor mio

Tal vez, como dice Mecano "a falta de Petróleo no hubo amigos en el mar" en su momento.... hoy las Olimpíadas son un momento único para que se encuentren los amigos en el mar, una protesta monumental.... una oportunidad única que no es ni la primera ni tiene por qué ser la última....

S.

Miremoslo desde esta optica:
China lleva ocupando el Tibet desde hace más de 50 años, y estas quejas llevan desde entonces... ¿Que ha ocurrido ahora? Pues que el Gran Ojo (La Television) ha mirado hacía china, ¿y qué ha encontrado? Pues las manifestaciones pro tibet libre que llevan años produciendose, y la brutal respuesta de las autoridades chinas... Pero, no os preocupeis, en cuanto pasen los juegos se nos borraran las imagenes de la memoria y solo nos acordaremos de aquellos juegos olimpicos de Pekin 2008.

Triste ¿Verdad?

Tan nefasto como humano Lú....

S.

Tanto manipulan políticamente las Olimpiadas quienes pretenden organizarlas como elemento propagandístico -China- como quienes aprovechan la ocasión para llamar la atención del mundo sobre algo que ocurrió hace medio siglo y que persiste -Tibet-. En eso ambas partes se aprovechan, a costa del movimiento olímpico, en teoría pacifista y apolítico, para arrimar el ascua a su sardina y sacar ventaja. Considero que no deben suspenderse las Olimpiadas y creo que ni siquiera se plantearía la cuestión si no fuera por el nefasto precedente del boicot a la Olimpiada de Moscú por parte de USA y otros países occidentales.
Y sí, puede hablarse de de la Olimpiada del 36 en Berlín, pero, con perspectiva, ¿qué se recuerda más de aquella Olimpiada? ¿La parafernalia nazi? Creo que no. Lo que ha persistido es la gesta del americano de color Jesse Owens al ganar medallas de oro en 100, 200, salto de longitud y 4 por 200. Al final suele hacerse justicia y primar la parte deportiva sobre lo demás, que es más importante, cierto, pero que, por eso mismo, no debe plantearse en un estadio deportivo sino en otros campos. Resultaría no solo absurdo sino sangrante que los países occidentales, que no llevan al foro de las Naciones Unidas la cuestión del Tibet, aquietaran sus conciencias -si es que las tienen- por dejar de mandar sus atletas a unos juegos.

Peliagudo tema, porque a fin de cuentas el Tibet ya fue chino, al menos, en el siglo XIII con Gengis Khan, en el XVI se puso bajo la protección de Mongolia con Alta Khan y en 1906 se le reconoció a China la soberanía sobre el Tibet mediante un tratado anglo-chino (en el que, obviamente, poco pintaron los tibetanos: pero eran otros tiempos y las cosas funcionaban así).

La anexión-invasión por parte de la República Popular China se supone motivada por la injerencia extranjera en Tibet, aunque parece ser que la tal injerencia fue más excusa que causa real. Lo que sí parece cierto es que las revueltas de 1959, incluyendo una sublevación armada, estuvieron financiadas desde la CIA lo que, sin duda, justificaría ex post (claramente, el argumento no tiene peso: de tenerlo, justificaría también las guerras preventivas) la anexión-invasión...

Lo de los JJ.OO. y las quejas/protestas/manifestaciones relacionadas, me parece propio de la manipulación mediática en la que nos vemos envueltos. El problema no está en si se debería boicotear la cita olímpica, sino en qué razones llevaron al Comité Olímpico Internacional a situar en China los juegos. Porque vaya, lo de Tibet colea desde hace más de medio siglo... y lo que te rondaré, morena.

Pero, ¿qué son los JJ.OO.? ¿Una cita de concordia y amistad desde el deporte, una tregua en plan panhelénico? Pues no: son un mercado. Y en eso China, hoy, es casi el number one. También se organizaron juegos en la Alemania nazi -como se recordaba antes. Pero fueron en el 36 y, por aquellos tiempos, no se sabía demasiado bien de qué rollo iba el Adolfito y sus compadres ni, mucho menos, lo que pasaría después- y en el Moscú soviético -y aquí sí que no hay excusas, que fue en el 80 y todos sabíamos de qué iba el rollo-: no es la primera vez que se sitúa la sede en un país, digamos, no del todo santo. Ni será la última. Las causas últimas de esas elecciones hay que buscarlas lejos de la capacidad de gestión de la cita olímpica o la idoneidad de las instalaciones. Hay más de geopolítica que de saltos de vallas, vaya.

Hacer de los tibetanos bandera de la resistencia al despliegue económico del gigante asiático, como se le llama (porque en el fondo yo creo que hay más de eso que de protestas por la situación del Tibet), me parece un tanto triste y un mucho manipulador.

Ahora bien, si de eso sale alguna mejora para la situación de los tibetanos, pues fetén y ferpecto: cojamos banderas y a la calle. Lamentablemente, tal situación no creo que se dé. Lo más probable es que, animados por lo que piensan que es apoyo internacional, salgan ellos a la calle -ya ha pasado- y le rompan la crisma a más de uno -que también ha pasado ya.

Y nosotros, como ya se dijo también, dentro de diez minutos cambiaremos de canal, cogeremos las papas y la cervecita, y nos pondremos a ver cualquier partido de fútbol que echen por la tele.

Entiendo quizá utópicamente los Juegos Olímpicos como un encuentro. Un encuentro en el cual se debería tender por naturaleza puentes de comprensión y diálogo. Dejemos aparte la carga comercial que llevan estos eventos.
Defenderé siempre la libertad de los pueblos a autodeterminarse colectiva y democráticamente, y más en esta situación de globalización irrefrenable. En este sentido es cierto que el Tibet es el ejemplo mediáticamente más actual.
Cultural y socialmente (ya no entremos en terreno religioso) es muy difícil ponerse en la piel no ya de los dirigentes de otros países sino del pensamientos y actos individuales y colectivos de sus poblaciones.
Creo en definitiva que, tal y como se plantean las cosas, el poder mediático a nivel planetario marca mucho las pautas. Para bien o para mal. Con lo cual creo más efectivos a la larga los gestos, actitudes o momentos significativos que puedan vivirse dentro de los JJOO, que negar la posibilidad de encontrarse. Recuerdo en este momento los guantes negros y los puños en alto exhibidos en los podios por los atletas de color en unos JJOO en una situación política muy concreta y determinada. Cuántas conciencias sacudió ese gesto, esa imagen, inocua en su planteamiento, no creo que se pueda cuantificar. Pero intuyo que más que una manifestación masiva o un boicot que imagino que lo único que conseguiría es dividir y negar posibilidades de diálogo.
Sí, ciertamente quizá peco de utópico.