Anecdotario de Guerra

Seguramente mas de unos de Uds. se pregunta ¿a que se refiere este tipo? no, no se rasquen la cabeza. La idea es que cada uno de nosotros cuente alguna anecdota que le haya ocurrido en el pasado. Puede ser algo embarazoso, algo divertido o triste. Este será el espacio para volcar cada una de nuestras experiencias. Así será el anecdotario de guerra.

Como no puede ser de otra forma, comenzaré yo.

Recuerdo las vacaciones de invierno cuando con mi tio Alejandro nos ibamos a pescar al mar. Mi ciudad natal es Bahia Blanca, de alli al puerto hay solo 10 km. Nos levantabamos muy temprano, todavia no amanecía y ya nos subiamos al Rastrojero Diesel todo destartalado. Abrigados solo con una campera vieja y un pantalón largo roto en las rodillas. Así nos subíamos a la caja de la camionetita que despues de varias puteadas por parte de mi tio arrancaba.
El viento helado nos golpeaba la cara, la tierra que se levantaba por el camino nos hacía entrecerrar los ojos. Todo eso, mientras nos bamboleabamos por los pozos que plagaban el camino y que jodían sin saberlo la amortiguación del Rastrojero. Todo eso, acompañado por la musica de Riky Maravilla. Si, en mi barrio natal lo unico que se escucha es cumbia... solo los mas viejos se entretienen oyendo alguna vieja cueca o un tango de lo buenos.

Esa vez, despues de una hora de viaje (siiii... una hora) llegamos al destino solo para percatarnos de que no habiamos traído las cañas. Ese día, con dos latas de conservas nos hicimos cañas y lo mejor de todo es que pescamos y todo.
^^

Bravo por la reinauguración de tu anecdotario!! :aplauso2:

En un hilo como éste me enteré de que el Crow casi le parte la cabeza a un fan de un guitarrazo y casi me parto yo de risa (no podía dejar de decirlo jijiji)

Ya contaré algo.

S.

Carmen Conde fue la primera mujer que entró en la Real Academia de la Lengua Española y yo puedo presumir de haber hablado con ella. En la velada de entrega de los premios de cuentos"Antonio Machado"en Madrid, se me dirigió -yo estaba de pie charlando con otro amigo-y me preguntó: "Oye ¿sabes donde están los aseos?" Yo le respondí que suponía que al fondo a la izquierda -como suele ocurrir- y ya está.

Otra anécdota: Hubo en Valencia (España), en 1957, una tremenda riada que empapó la ciudad -hubo barrios con hasta cuatro metros de agua-. Al retirarse la inundación lo dejó todo lleno de lodo, un lodo líquido que convirtió calles y plazas en pistas de patinaje y que rompió muchos brazos y piernas. Yo estudiaba entonces Derecho y un par de semanas después de la riada estaba en la Universidad cuando se armó un gran revuelo en el claustro. La noticia corrió como la pólvora: El dictador Franco iba a llegar a la Universidad de un momento a otro. Llegó, rodeado de gorilas pistoleros. Todavía había en el claustro filas de butacas del Paraninfo que había sacado al aire para que se secaran y que, como Valencia entera, rezumaban lodo por todos lados. Yo estaba en un lado de la fila y Franco se detuvo al otro lado, a un metro escaso de mí, butacas por medio. Se quedó mirándolas y, con su caracrterística vocecilla, preguntó al Rector de la Universidad que lo acompañaba: "¿Esto es barro, verdad?"

Solamente tú puedes contarnos anécdotas históricas de ti mismo joder

S.

~*Sasha_Dupont*~ escribió:

Solamente tú puedes contarnos anécdotas históricas de ti mismo joder

S.

Es que yo mismo comienzo a ser historia, cielo.

Alguien, recientemente, se ha interesado -vía emilio- por la supuesta fobia que me despiertan los niños, empezando por la manía de llamarlos enanos.
Lo negué, claro, pero añadiendo a continuación dos máximas irrefutables:
- Los enanos no tienen un pelo de tontos, sólo son pequeños.
- La maldad, en estado puro, es patrimonio de los enanos. Por inocente (desconocimiento de las posibles consecuencias de una acción) y contumaz (traten de disuadir a un enano de cualquier barbaridad que se le haya antojado hacer y ármense de paciencia).

Hablo por experiencia propia. Aún no me explico por qué no acabé en un reformatorio. Gracias, papá y mamá, por tener fe y paciencia, mucha paciencia.
Otro día, hoy se me hace tarde, les cuento la primera batallita. Hubo bajas, pero no fatales.

Un amigo francés me hizo llegar el diario de un español que había encontrado en París en un cajón de un mueble al desmontar una casa. Se trataba de la relación circinstanciada de las andanzas de un hombre de derechas al que buscaban en 1936 elementos incotrolados de izquierdas para fusilarlo y que escapó a Francia, donde estuvo unos meses en un campo de refugiados. Luego, según dice el diario, algunos familiares le aconsejaron que volviera a cruzar la frontera hacia San Sebastián -territorio dominado por Franco- para alistarse en aquel ejército, ya que, de no hacerlo, podía ser tomado por desertor venciera quien venciera. El último apunte del diario era del día anterior a partir hacia España y en él se decía que si sobrevivía a la aventura volvería a recoger el diario personalmente, y que, si no lo hacía, sería señal de que había muerto por lo que rogaba a quien hallara su diario que lo hiciera llegar a su familia de la que daba la dirección.
Aunque parezca mentira localicé a su familia setenta años después -hace dos-, supe por ella que no murió en la guerra y que volvió a casa, aunque en el momento de ponerme en contacto yo con su viuda e hijos ya había fallecido. Como estaban a cuatrocientos kilómetros de mi ciudad les llevé personalmente el diario. Fue una experiencia interesante y todavía no he desechado escribir algo basado en ella.

No da para novela, todo lo más para cuento largo.

Recuerdo la vez que nos ibamos a pescar a Ing. White con mi tio, mi hermano y dos de sus amigos. A los tipos los tuvimos que ir a buscar a unas diez cuadras de donde vivíamos nosotros. Así que, a cruzar el arroyo lleno de mugre y cambiar de barrio. El cambio no era mucho, salvo de bandas. Por lo demas, el paisaje siemrpe fue el mismo: Ranchitos de una chapa al lado de la otra en la que viven diez personas y mas lejos una letrina. Pendejos lleno de mugre jugando al futbol, YO tambien fui uno de esos... solo que el peór.

A los tipos los encontramos terminando de acondicionar "el bote" o su "obra de arte naviero" como ellos insistían en decirle. Mi tio alejandro se quedó embobado mirando la obra de esos dos locos. Con una bañadera vieja y adosandole planchuelas los tipos habían ehcho un bote. Los dos flacos barbudos se miraban con orgullo y bueno, atamos con una linga el armatoste y salimos.

Nosotros íbamos en la caja vigilando que no se nos desatara el bote y terminara chocando contra algún auto. La cara que ponían los automovilistas al vernos pasar era todo un poema. Y lo mejor de todo vino cuando llegamos, el bote duró solo un viaje. Porque a media hora despues de tirar el ancla en el mar la bañadera esa empezó a hundirse.

Así que, a los gritos de: Dale boludo tirateeeee que esta huevada se hunde los cinco nos tiramos al agua heladita. Nadamos como unos freneticos hasta que alcanzamos tierra. Despues tuvimos que tomar un poco de caña para que se nos pasara el frio mientras esperabamos que se nos seque la ropa. Mientras nos reiamos al lado de un improvisado fuego, las horas pasaron.

De pescar nada, solo un poquito y en la orilla. Esa vuelta lo cagaron a pedos a mi tio por darnos alcohol. Mi hermano y yo teniamos diez y ocho años. ^^

Y ¿qué sería un anecdotario de guerra si no hubiera un patoso que trajera a colación recuerdos de la mili? Asumo el papel de patoso y me remonto a 1960 cuando el servicio militar era obligatorio en España y parecia que iba a seguir siéndolo por los siglos de los siglos.
Los universitarios pasábamos los veranos de los dos últimos cursos de carrera en un campamento militar y si superábamos las pruebas finales ascendíamos a oficiales y hacíamos, una vez terminada la carrera en la Universidad, cuatro meses en un cuartel.
Siendo alférez me tocó mi primer turno de oficial de guardia, y cuando iba a amanecer, me viene el corneta y me dice: "Mi alférez, ¿le parece que toquemos diana floreada?". Yo ni sabía de que me hablaba ni me importaba demasiado -nunca tuve espíritu militar- así que le contesté que hicie lo que quisiera.
Lo que no sabía es que me habían montado una novatada. La diana floreada no la toca un corneta solo, sino varios acompañados de varios tambores en días muy especialísimos. Toda la banda esaba dispuesta
y de pronto se armó un estrépito terrible ¡a las seis de la mañana! que despertó a media ciudad y, por supuesto, al coronel jefe del cuartel. La cosa no tuvo un final dramático, pero me estuvieron tomando el pelo varias semanas y llegué a ser conocido en aquella pequeña capital de provincias -Castellón- como "el de la diana floreada".

Recuerdo la primera vez que hicimos tecnicas de estrangulación. El sensei nos decía que eran muy delicadas porque se dejaba el cuerpo sin aire. Nos pidió que tuvieramos mucho cuidado con el compañero, porque al recibír la tecnica su vida estaría en peligro.

Como ese dia yo era el mas viejito me tocó a mi ser su atacante. Ataque con un puñetazo a la cabeza. El maestro evadió y pude sentir como las palmas de sus manos apretaban por un instante mis carotidas. La sensación de ahogo y asfixia fue instantanea. Toda la fuerza que sentía desaparecio de golpe, caí al suelo como una bolsa de papas.

Al cabo de unos momentos fui capaz de incorporarme por mí mismo (esto porque rechace la ayuda de mi maestro para levantarme) y para mi sorpresa los nuevitos no querían realizar la tecnica. Se podía ver el temor en sus ojos, miedo a tomar un poder con el que podían tomar una vida. Ese dia me sentí muy satisfecho al ayudarles a ellos también, es bueno tener ese miedo. Eso quiere decir que sientes respeto por una vida que no te pertenece. Al perder ese respeto, ya comienzas a ser un asesino enfermo. ^^

Yo hice la colimba en el sur argentino y ahi si que la pasamos muy mal. No tenían comida para darnos y para colmo nos mataban con los ejercicios fisicos. Una madrugada nos levantaron a todos de las marineras para saltar porque era la mejor manera de mantener el cuerpo caliente - faltaba calefacción -

Tenchu escribió:

Recuerdo la vez que nos ibamos a pescar a Ing. White con mi tio, mi hermano y dos de sus amigos. A los tipos los tuvimos que ir a buscar a unas diez cuadras de donde vivíamos nosotros. Así que, a cruzar el arroyo lleno de mugre y cambiar de barrio. El cambio no era mucho, salvo de bandas. Por lo demas, el paisaje siemrpe fue el mismo: Ranchitos de una chapa al lado de la otra en la que viven diez personas y mas lejos una letrina. Pendejos lleno de mugre jugando al futbol, YO tambien fui uno de esos... solo que el peór.

A los tipos los encontramos terminando de acondicionar "el bote" o su "obra de arte naviero" como ellos insistían en decirle. Mi tio alejandro se quedó embobado mirando la obra de esos dos locos. Con una bañadera vieja y adosandole planchuelas los tipos habían ehcho un bote. Los dos flacos barbudos se miraban con orgullo y bueno, atamos con una linga el armatoste y salimos.

Nosotros íbamos en la caja vigilando que no se nos desatara el bote y terminara chocando contra algún auto. La cara que ponían los automovilistas al vernos pasar era todo un poema. Y lo mejor de todo vino cuando llegamos, el bote duró solo un viaje. Porque a media hora despues de tirar el ancla en el mar la bañadera esa empezó a hundirse.

Así que, a los gritos de: Dale boludo tirateeeee que esta huevada se hunde los cinco nos tiramos al agua heladita. Nadamos como unos freneticos hasta que alcanzamos tierra. Despues tuvimos que tomar un poco de caña para que se nos pasara el frio mientras esperabamos que se nos seque la ropa. Mientras nos reiamos al lado de un improvisado fuego, las horas pasaron.

De pescar nada, solo un poquito y en la orilla. Esa vuelta lo cagaron a pedos a mi tio por darnos alcohol. Mi hermano y yo teniamos diez y ocho años. ^^

Ja, Tenchu, yo diría que el mejor, es
que leerte en esas historias de tu infancia, es recrearse con cosas que
si bien muchos vivimos, de una u otra manera, se tornan muy divertidas
en tu teclado.

Aun te falta contar las
peleas con tus hermanos y esa anecdota aleccionadora de tu mamá que me
ha servido tanto cuando me pierdo con mis "gatas" y sus propias peleas
diarias.

Gracias por compartirlo.

nereoescritor escribió:

Yo hice la colimba en el sur argentino y ahi si que la pasamos muy mal. No tenían comida para darnos y para colmo nos mataban con los ejercicios fisicos. Una madrugada nos levantaron a todos de las marineras para saltar porque era la mejor manera de mantener el cuerpo caliente - faltaba calefacción -

Son impresiones mías o falta algo Nereo?

S.

Recuerdo los partidos de futbol que se armaban en el barrio. Enfrente a casa habia un terreno baldio enorme y ahi parados en el medio de la nada: dos arcos. Todos los dias, despues de las clases nos juntabamos todos los chicos de la cuadra. Y ahi se armaban unos partidos que para que contar.
Lo mejor era no caerse, porque el suelo estaba lleno de piedras chiquitas y lastimaban. La pelota, en el mejor de los casos era de cuero. Pero la mayoria de las veces estaba desinflada. Aun asi, la ilusion de cada uno era grandiosa. Nos corriamos por esa cancha persiguiendo la pelota que boyaba sola muchas veces. Que fifa ni que fifa. ^^

Esto como anécdota y como "Momento feliz" estilo Trazada cuadra perfectamente

Ay pero es que hasta ternura da el Chunin

Aunque no se la merezca....

S.

Tenchu escribió:

Recuerdo los partidos de futbol que se armaban en el barrio. Enfrente a casa habia un terreno baldio enorme y ahi parados en el medio de la nada: dos arcos. Todos los dias, despues de las clases nos juntabamos todos los chicos de la cuadra. Y ahi se armaban unos partidos que para que contar.
Lo mejor era no caerse, porque el suelo estaba lleno de piedras chiquitas y lastimaban. La pelota, en el mejor de los casos era de cuero. Pero la mayoria de las veces estaba desinflada. Aun asi, la ilusion de cada uno era grandiosa. Nos corriamos por esa cancha persiguiendo la pelota que boyaba sola muchas veces. Que fifa ni que fifa. ^^

Debe ser por lo de la aldea global, pero lo que expone Tenchu también lo viví yo de chaval con una ligera y amarga variante. Un día, cansados de que la pelota ni siquiera rodara ya, reunimos entre todos los jugadores el dinero sufivciente para comprar una pelota nueva -no un balón, sino una pelota de goma de buen tamaño-. Nos duró cosa de cinco minutos. Uno de los jugadores le dio un patadón en el momento en que pasaba por junto al solar un tranvía, y la pelota se metió debajo de él, debió engancharse en algún eje o lo que fuera y ya no la vimos más. Se la llevó el tranvía...Era una pelota preciosa a la que habíamos bautizado, no recuerdo por qué, con el nombre de "la colombiana". El aporte de Tenchu me ha hecho recordar aquella anécdota que nos dejó una frustración de aquí te espero. ¿Os imagináis, ver cómo el tranvía se perdía a lo lejos llevándose nuestra flamante pelota?

Joer y yo hablando de Momentos felices

S.

~*Sasha_Dupont*~ escribió:

nereoescritor escribió:

Yo hice la colimba en el sur argentino y ahi si que la pasamos muy mal. No tenían comida para darnos y para colmo nos mataban con los ejercicios fisicos. Una madrugada nos levantaron a todos de las marineras para saltar porque era la mejor manera de mantener el cuerpo caliente - faltaba calefacción -

Son impresiones mías o falta algo Nereo?

S.

Faltaba shasa y es q postear desde el lugar de trabajo es algo serio. Cuando el deber llama apretar tecla enter sobre enviar y que se entienda si se entiende.

Contaba q estábamos muertos de frío y bailando en mitad de la Patagonia cuando no se me ocurrio otra brillante idea q putear por lo bajo. El captain escuchó y stuve haciendo ejercicios hasta la primera hora de la mañana.
¿Mis compañeros?
Tomando mate y viendo como me iba diluyendo en la madrugada-